Hacia el 8.000 retroceden los glaciares al norte de Los Alpes, reaparecen los bosques, y en ellos reaparecen los renos más fortificados, aparecen como manadas.
El cazador compite con ellos en cuanto a la apropiación del espacio vital, se niegan una y otra vez, de generación en generación, asegurando la traba mental a consciencia, a instalarse a orillas de los ríos y lagos o junto al litoral para vivir sólo de la pesca y el sembrado pseudo-recolectivo. ¿Por qué se niegan, por què no llegar a ser sedentarios? (inmóviles, anti-traslatorios, anti-rotatorios) Porque muy bien suponen que su muy elaborado paradigma, al que denominan Señor De Los Animales, los conceptualizaría, los vería como sucedáneos de fáciles presas, algo que le fastidia, porque se pierde la posibilidad de una organización que gire en torno al Principio de la solidaridad, Solidaridad Mística protectora-preservadora de la increíble diversidad en todas sus formas.
¿En base a qué se organizaría (lejana sospecha la de la ordenación) el montón apiñado en un mismo tierra (un mismo conclave o territorio va a ser aquél que se tendrá por sagrado, más adelante)? ¿No iría, no tendría que forzosamente aparecer por transmutación aquél (aquélla circunscripción, aquélla definición) que dijese ser el Señor De Los Animales él mismo en persona y figura humana cual teriomorfización y hasta antropomorfizacón de las fuerzas constitutivas primordiales? ¿No debería resquebrajarse la materia energética para dar lugar al híbrido de poder y tiranía?¿No se forjaría, mucho antes que la piedra y los metales, un sistema de castas tal cual lo padecemos hoy filtrado a través de todos los ámbitos que requieren de compleja comunicabilidad y discreción cultural? ¿Sabrían distinguirse de llegar a ser presas de sí mismos?
Y, con respecto a la Solidaridad Mística, los menos avasallados por temeridad, ¿sabrían hacer de ella algo más que un simple solidarismo asistencialista cargado de veneno en el extremo de las flechas acuciantes (ya que no se refiere al todo, sino a la totalidad de la especie particular –primer prejuicio a favor de la raza sin cruza- lo que, en gran medida, niega la bendición incondicional de la biodiversidad, la riqueza y abundancia plena de los sucesos de orden cósmico -¿qué importa la historia en relación a los sucesos de orden cósmico?, o mejor ¿qué importa la historia desligados de ellos?
Por lo tanto ya nosotros nos preguntábamos, ya desde aquél remotísimo primer encuentro hace un mes atrás qué se desencadenaría ante la multiplicación de presas pequeñas, cómo iría de dividirse el alimento de no llegar a saciar a todos… nos preguntamos qué sucedería ante la ausencia de prosperidad de grandes, fornidos y difíciles animales en estado de naturaleza (que contrastan con los entristecidos en reservas).
Por habernos centrado en renos y cervatillos, por no continuar con todo desplazamiento cíclico y aferrarse a la primera opción que salió al paso (acampar para pescar y cazar criaturitas sensibles como gatitos, perritos y conejitos, cuando no “criarlos”, conservarlos en encierro privados de experiencia de vida, de existencia sobre la faz …) Una crueldad inaudita emergió de la selva bajo el vestido del bien, y la evolución.
Preservar la necesidad de sobrante nutricional para todos también implicó al par el hecho de que más cofrades de la aventura perecieran en el camino sinuoso de la caza justificada, a modo de intercambio. Pero nadie podría dudar que ello implicó, a su vez, una organización comunitaria, sana, regeneradora, por permanecer el conjunto dotados de las mismas circunstancias, o famélicos, o bien alimentados y fuertes, capaces de dar discusión a las estrategias de supervivencia.
Como en auténticas comunidades “en peligro” nómade, la persuasión política radicaba en la idea de ir sorteando, superando hacia el interior de sí misma el miedo y el temor de una vida al natural, lo que significa poder alcanzar la sabiduría.
La templanza del carácter, esto es la imposibilidad de que surja una bestia humana, un cazador depravado, un miserable, un ruin y déspota asqueroso, es lo que inmuniza de criminalidad y desafuero. De aquí que a los descendientes de dicho carácter, a los filósofos, les valga la pena, como prioridad, el hacerse, el rehacerse de un criterio de selección que restituya la justicia , que reestablezca y asegure el pacto vital con el equilibrio geológico.
La segunda parte la consagramos a una crítica de la posibilidad de filosofía cristiana, quedando a solas en el recinto vacío, lloré mi última debilidad.
Erwin Galliussi
En La Paz, a 17 días del mes de mayo de 2009.