Reflexión sobre el fin del mundo, la globalización y el
pueblo plural.
¿Alguien se siente realmente estar habitando en el fin del
mundo? ¿si acaso no reflexionamos los filósofos e historiadores con cierta suficiencia acerca de tantos
problemas étnicos y multiculturales en todas partes de este mismo barco en el
que estamos, por estar aquí justamente? ¿acaso la contaminación es
particularizable?, ¿no nos afecta, no afecta al planeta entero? ¿Dónde está el
inicio, o donde reside el fin del mundo? ¿estamos realmente, culturalmente tan
lejos de los centros de poder?, ¿no es que ya sabemos (desde hace rato) como
operan los foráneos? Roma ya no tiene crédito
como para engalanarse de pertenecer a un centro, ya que desde la caída del
imperio, los barbaros del mundo a su antojo luchan por ser los primogénitos del
emperador, y con eso va y viene la voluntad multiétnica de pertenencia… ¿acaso
a dios no lo hallamos debajo de cualquier piedra, de cualquier objeto? Me parece
que nuestro papa debería reconsiderar sus primeras palabras, ya que la iglesia
del señor no tendría por qué tener
problemas en habitar en cualquier punto del planeta que le sea posible.