Impulso creador, Sócrates, tienen, en efecto, todos los hombres, no sólo según el cuerpo, sino también según el alma, y cuando se encuentran en cierta edad, nuestra naturaleza desea procrear. Pero no puede procrear en lo feo, sino sólo en lo bello. El Banquete
En las sociedades modernas y diferenciadas, el uso de la palabra matrimonio ha abandonado su antiguo significado etimológico y su antiguo sentido religioso, para referir a un tipo laico de contrato oriundo del Derecho Civil y, en última instancia, del Estado de Derecho. Gustavo Lambruschini
Si miramos la historia del planeta, la historia humana, constatamos que durante mucho tiempo la comunidad, la tribu, el grupo, ignoró la conexión entre coito y nacimiento, eventos separados por nueve meses. La ignorancia para articular dos fenómenos distanciados 270 días, daba a la mujer (fecunda, dadora de vida) pleno poder sobre su hijo, recayendo la figura masculina en el tío (hermano mayor de la madre).
Se sabe que antes de la revolución neolítica no existía la figura del “padre” y - por lo tanto- el sistema inventado para administrar un poder paternal sobre el conjunto: el patriarcado. (Cfr. Martín Sagrera)
Es así que la idea de “familia” se construye históricamente, atravesada por diferentes variables: económicas, sociológicas, religiosas, psicológicas. Por eso también hubo matriarcado alguna vez. (Cfr. Marija Gimbutas)
La institución familiar a sufrido un desplazamiento a lo largo del tiempo. El resultado es el reflejo de los movimientos sociales, económicos, culturales. La mejor manera de comprender a la familia actual es saber como llego a ser lo que es. La familia antes era ampliada y tenía dos objetivos: reproducción y producción. (Editum.org)
Y en la actualidad no existe un único modelo de “familia”. Hay nuevas propuestas, nuevas realidades. Todo tipo de combinaciones posibles que no corresponden a la imagen de familia nuclear (hombre, mujer e hijos “comunes”). Son las nuevas agrupaciones familiares. ¿Mejores modelos? ¿Peores modelos? ¿Cuántos modelos de familia puede haber? Tantas como podamos imaginar y crear. Se trata de buscar nuevas vías, nuevas forma de convivencia más armónicas, más lúcidas, más respetuosas con la variedad individual, cultural y social. Lo importante no son tanto sus formas, sino sus contenidos y la calidad de las personas que la constituyen. (Juntos pero no revueltos. De la Familia Obligada a la Familia Escogida; Soler y Conangla)
Desde esta óptica analizo y comprendo el casamiento (contrato laico) entre personas del mismo sexo (mal llamado matrimonio, término religioso) y la adopción.
Tengo entendido que hoy existe un Juez de menores y un Consejo evaluador que lo asesora para dar niños o niñas en adopción; realizan un orden de prelación de las personas o familias interesadas y se hace un seguimiento para observar la evolución de los nuevos vínculos. No hay que tener miedo ni aventar fantasmas oscuros. Por supuesto que hace falta aceitar la Ley de adopción – y quizás cambiarla- pero hay muchísima gente capacitada que está trabajando hace tiempo.
Yo mismo dudaba de lo que escribí arriba. Pero me puse a pensar, a leer y a preguntar. Y aquí estoy. Sé que hay una cuestión psicológica freudiana que llaman “imagen paterna” y “materna” que funciona en la familia moderna, monogámica y heterosexual. Sé, además, que sobre la adopción en familas homoparentales en la comunidad científica existe una amplia evidencia que muestra que los menores criados por progenitores del mismo sexo se desenvuelven igual de bien que aquellos criados por progenitores de distinto sexo. No existe relación entre la orientación sexual de los progenitores y cualquier medida de adaptación emocional, psicológica y conductual del menor. (Pawelski JG, Perrin EC, Foy JM)
En varios países ya se reconocen estos dos institutos (casamiento y adopción), es una tendencia revolucionaria que se debate con fuerzas conservadoras. Y los argentinos y argentinas sabemos que la homofobia y el machismo son dos ideologías muy fuertes todavía en nuestra aldea.
Dejo esta oportuna frase de Marta Dillon que, con su pluma, hace rato viene batallando por una sociedad más plural e inclusiva: La familia, mis nada estimados dinosaurios, no es sólo la pareja que cría; también son esos vínculos que llenan de afecto la vida cotidiana, que tiñen con su impronta personal los deseos que se van formando, la imaginación, el porvenir.
M. F.
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