Una mirada sospechosa sobre el plano
educativo.
Teniendo la oportunidad de realizar mi
primera reflexión conceptual como demanda de la cátedra Pedagogía (UADER), elegí una
imagen disparadora de un niño de escuela primaria recostado sobre una de las
paredes exteriores del patio del establecimiento, solo, ensimismado con su
cuaderno ( en elocuente predisposición para el estudio): fue tan linda la toma,
tan hermosa la imagen, que inmediatamente me convencí que ese es el ideal
que más nos inspira, que más moviliza a los filósofos de la educación a seguir
intentándolo por vía del Estado.
Cuando contemplamos cosas como estas estimamos
en demasía tal “soledad”, ya que ahí de seguro debió haber habido respaldo
institucional para poder lograrlo (no así como en la mayoría de los lugares, en
donde aquél niño que cuenta con la admirable capacidad como para concentrarse
se ve arrastrado por la mayoría a ser un mocoso cuasi-salvaje y maleducado).