3
2
1
sábado, 19 de septiembre de 2009
miércoles, 16 de septiembre de 2009
La ocupación industrial del campo
En la Globalización Económica Capitalista, es decir, en la IV Guerra Mundial, el "enemigo" es el planeta mismo, no sólo sus habitantes mayoritarios, también todo lo que contiene: la naturaleza (…)
Los Pueblos originarios a nivel mundial (con más de 300 millones de almas) están asentados en zonas que poseen el 60% de los recursos naturales del planeta. La reconquista de esos territorios es uno de los objetivos principales de la guerra capitalista (…)
“La guerra de conquista”, subcomandante insurgente Marcos, 2007.
En el 5º encuentro del Seminario de Filosofía e Historia, organizado por el Cehaj, Galliussi y Blanco expusieron ideas sobre la forma en que la Revolución Industrial contaminó escandalosamente las urbes, generando cierto acostumbramiento en los burgueses (Burgos) que creían pagar así el costo de la modernidad.
El Aire (ej. smog), la Tierra (ej. basurales a cielo abierto) y el Agua (ej, Riachuelo) dejarían de ser en el inconciente colectivo aquellos elementos primordiales de los que hablaban los filósofos griegos para pasar a ser, simplemente, recursos habitualmente contaminados.
Ya a mediados del siglo XX llegó a nuestros oídos la denominada Revolución Verde (o genética) que vendría a mitigar el hambre en el mundo, principalmente en el Continente Negro -así llaman a África las potencias mundiales.
Hace menos de una década (con el denominado modelo neoliberal) ingresa al Mercosur el fenómeno transgénico, es decir, semillas modificadas genéticamente que son reproducidas por medio de sistemas equivalentes al tipo industrial y utilizando esencialmente máquinas (topadoras, sembradoras, cosechadoras, tractores, cuatriciclos, camionetas 4x4 y sistemas GPS, en fin, tecnologías mecánicas y de avanzada: informáticas y satelitales).
Sorprendió aquí, hablamos de la zona del monte espinal que abraza a la llanura pampeana, sorprende, digo, la rapidez con que se realizó la conquista de ese lugar saludable, casi libre de pecados que era el campo; algo parecido a la mediática “Familia Ingalls” o los bonachones de “Bonanza”; el campo resultó transformado en un territorio colonizado ya por multinacionales que producen vegetales para alimentar chanchos que comerán los millones de chinos comunistas o para llenar tanques de combustibles de autos “ecológicos” europeos. Monsanto, Syngenta, Cargill y Los Grobo, por nombrar algunos, están más preocupados por fundar la República Unida de la Soja que por palear el hambre de los nativos del Mercosur.
Lo mismo pasó en África hace varios años atrás.
Ahí están los Estados nacionales y los Bloques regionales usurpados por facciones empresarias que delinean estrategias a nivel global: los muchachitos piensan en grande.
El desembarco de Los Transgénicos en nuestro país fue un trámite fácil impulsado desde la Secretaría de Agricultura de la Nación liderada por un dirigente peronista abatido por el poder (F. Solá). Cabe destacar que el expediente impulsado por la corporación Monsanto en dicha Secretaría estaba en su 80 % escrito en inglés.
El resultado de la implantación del nuevo sistema productivo rural está a la vista: desempleo y éxodo rural hacia el conurbano más cercano.
Antes, o paralelamente, hay un ensañamiento descontrolado contra la naturaleza: desmontes, fumigaciones, reducción de tierras para pasturas de ganado vacuno e instalación de modernos feedlot –caben los ejemplos de la comunidad de Saladillo, en la zona pampeana, y la de La Paz , en Entre Ríos, que fueron golpeadas fuertemente por la contaminación del engorde de vacas a corral. Recomiendo la lectura del libro –o el documental- “El mundo según Monsanto” de la investigadora francesa Marie-Monique Robin.
Siendo invitado a un encuentro sobre “Efectos de las fumigaciones” en Rosario del Tala (2008) organizado por el Grupo de Reflexión Rural (GRR), pude vislumbrar claramente el desastre ecológico que se ha desplazado de la urbe a la zona rural.
Allí, también se reflexionó sobre el fuerte conflicto Campo – Gobierno nacional, centrado en el cobro de derechos de exportación a los granos y carnes (retenciones) y desconociendo (desinformando) el transfondo criminal contra la naturaleza y la cultura que este nuevo sistema de producción esconde. El militante social Jorge Rulli lo explica muy bien en su libro “Pueblos fumigados” (2009).
En un video intitulado “Viaje a la tierra de los Sin Tierra” (2004) pude ver como el Movimiento de trabajadores Sin Tierra (MST) plantea “la vuelta al campo” de los pobres de la ciudad (villas, favelas) reconstruyendo así un nuevo ciclo en busca de sus ancestros desplazados.
El MST procura organización, trabajo, educación, salud, vivienda, propiedad individual y colectiva; y formación política a aquellos valientes que dejan las miserias de la marginalidad y se atreven voluntariamente a reconquistar su tierra nativa.
Creación de nuevas comunidades (asentamientos), descompresión de las urbes, ocupación efectiva del territorio rural nacional, utilización de energías alternativas, presentación de nuevas lógicas de vida, entre otras propuestas, serían posibles salidas que el mismo Estado nacional (o el Bloque regional) impulse para que seamos nosotros los que forjemos nuestro Destino sino queremos que las corporaciones sean nuevamente las que terminen planificando, además de las ciudades, nuestro campo.
M. Faure
martes, 15 de septiembre de 2009
lunes, 14 de septiembre de 2009
La des-adaptación retrocedente
A raíz de dos vertientes que llegaron alternativamente hasta mi en el mismo proceso de tiempo, decidí producir el ensayo que trabajé en este precioso quinto encuentro, titulado "Sobre la Insólita e Inconsciente afirmación": me refiero al contacto con Darío (D. Blanco), y a parte de lo acaecido en el nuevo taller literario de la Cofradía del MAR (Movimiento Artístico Revolucionario) que resultó ser el desencadenante más pasional, ya que yo reaccioné con el ensayo por la estupidez de las posturas de algunos talleristas vertidas allí.
Pautada su presencia para esta ocasión, tal como me pasó con Guido, a Darío le pedí que, fundamentalmente hable desde él, desde su experiencia profesional anclada a una necesidad supra-profesional de encontrar un sentido superior en el desenvolvimiento de las pautas laborales: hablo de una consciencia extraordinaria del lugar que se ocupa directamente relacionada a los muchos lugares posibles que se frustran para muchos. Bien: su experiencia relativa a la política del reciclado (él es un joven Lic. en Ciencias Políticas) fué ganándose un resquicio en mi consciencia, siempre inexperta, y ligada a la evasión de este mundo cargado de bajón, de desánimo y maledicencia.
Mantuvimos una sola reunión conversada; allí nos conocimos, nos vimos las caras por primera vez, pero eso bastó para reconocernos como parte de la misma lucha, sorprendido yo, que siempre me tuve por volado, sin contacto real con la vida que, siento siempre pasa por encima de mi, burlándose de mis calificativos para con su falta de evolución.
Y recuerdo que al día siguiente, al asistir al Taller, escuché decir, escuché justificar, escuché afirmar ésta insólita opinión: la gente se adapta a la basura.
Sólo sé que mi pulso, un tanto tembloroso, comenzó a apuntar ideas sin hilación defendiéndose de tal ofensa. Y así nació, en el transcurso de los días y las tardes y las noches siguientes, el hijo primogénito que llegó al mundo para exorcizar las fallas conceptuales y hacerle justicia a los Grandes Pensadores que se preocuparon de hablar bien, o callar para siempre.
Primero había titulado "Sobre la Insólita e Inconsciente afirmación que dice que gran parte de la humanidad en rigor se adaptó a la convivencia con lo residual-contaminante". Luego, al darme tanta pero tanta bronca tal hacerme la idea de ello, decidí que lo mejor era titular como quedó, debido a que era tan evidente que en ese contexto tóxico la noción genuina, y divina de Adaptación no cuaja, no dice ni reconoce nada, repito, allí. Por lo que sólo se hace patente Lo insólito inconsciente.
Yo no voy a hacer un desarrollo, ya que la exponencia y la complementareidad con mi invitado están aquí mismas, en estas columnas de audio del Centro de Estudios Históricos Arturo Jauretche, aptas para ser reproducidas en su "aula virtual", y hasta más susceptible de ser pensadas que en un verdadero aula, allí en la Casa de la Cultura paceña, debido a que los internautas disponen de la posibilidad del infinito, mientras que los que ponen el cuerpo siempre disponen de nuestras energías discursivas propias del flujo intransferible que acontece de persona a persona, y como unidad de los presentes, en mágico encantamiento irrepetible.
Así que, permítaseme hacer públicas algunas preguntas muy pertinentes que por escrito me formularon para ser tratadas en el interior de mi morada. Y ésta es una en particular, es una que no alcanzó a ser tratada durante el tiempo de asistencia, y que, enhorabuena, voy a compartir con los que están leyendo estas impresiones generales que siempre realizo luego de haber hecho lo que sé hacer: renegar de los filósofos e historiadores que no se liberan, que se atan a paradigmas hermenéuticos. A mi no me gusta eso, por lo que no puedo dejar de disgustarme cuando las fuerzas que deberían ingresar en el ejercicio filosófico se quedan fuera, cuál Sócrates desconocido para los suyos, ya que éste siempre se atrevía a entrar, y sólo jugaba al difícil cuando la servidumbre y hasta los ilustres iban a exortarlo entrar de una vez.
Una de mis seminaristas, entonces, me solicita que aclare aquello de la "des-adaptación", y añade, en un interesante vínculo, si ésta se produce en el inconsciente astral o universal. Pues bien, voy a extraer textual del ensayo dicha hipótesis, debido a que me gusta que los textos hablen por sí mismos: "¿Pero qué grado de degradación y bajeza intelectual debe tener un ser humano como para llevar al inconsciente astral -y agrego, a su participación involuntaria en el ciclo de la naturaleza- la naturalización de lo irregenerable. Eso es lo grave, lo más preocupante. Tomar como "natural" al detenimiento del ciclo regenerativo, equivale, es un proceso de des-adaptación retrocedente, porque la buena y rica experiencia humana, histórica sobre la faz de la tierra, obtuvo su mejor despliegue en torno a la sabiduría y a lo que milenios después pudo, por ello mismo, racionalizar como "esencia", fondo "último en donde reside la verdad más pura, lo des-afectadamente más verdadero y continuo sin alteración, al modo de ciclo (es más, su razón misma -no sólo la instrumental-, sus valores de verdad debieron incorporar la lógica del orden retornal para no agotarse -tempranamente- y no caer en la insignificancia suicida..."
Bueno, dejo abierto el debate universal. Respecto a mi seminarista, me ocuparé detenidamente de sus interrogantes: se lo merece, por haber extraído un nudo de cuestión.
E. G. 12 de septiembre de 2009.
Pautada su presencia para esta ocasión, tal como me pasó con Guido, a Darío le pedí que, fundamentalmente hable desde él, desde su experiencia profesional anclada a una necesidad supra-profesional de encontrar un sentido superior en el desenvolvimiento de las pautas laborales: hablo de una consciencia extraordinaria del lugar que se ocupa directamente relacionada a los muchos lugares posibles que se frustran para muchos. Bien: su experiencia relativa a la política del reciclado (él es un joven Lic. en Ciencias Políticas) fué ganándose un resquicio en mi consciencia, siempre inexperta, y ligada a la evasión de este mundo cargado de bajón, de desánimo y maledicencia.
Mantuvimos una sola reunión conversada; allí nos conocimos, nos vimos las caras por primera vez, pero eso bastó para reconocernos como parte de la misma lucha, sorprendido yo, que siempre me tuve por volado, sin contacto real con la vida que, siento siempre pasa por encima de mi, burlándose de mis calificativos para con su falta de evolución.
Y recuerdo que al día siguiente, al asistir al Taller, escuché decir, escuché justificar, escuché afirmar ésta insólita opinión: la gente se adapta a la basura.
Sólo sé que mi pulso, un tanto tembloroso, comenzó a apuntar ideas sin hilación defendiéndose de tal ofensa. Y así nació, en el transcurso de los días y las tardes y las noches siguientes, el hijo primogénito que llegó al mundo para exorcizar las fallas conceptuales y hacerle justicia a los Grandes Pensadores que se preocuparon de hablar bien, o callar para siempre.
Primero había titulado "Sobre la Insólita e Inconsciente afirmación que dice que gran parte de la humanidad en rigor se adaptó a la convivencia con lo residual-contaminante". Luego, al darme tanta pero tanta bronca tal hacerme la idea de ello, decidí que lo mejor era titular como quedó, debido a que era tan evidente que en ese contexto tóxico la noción genuina, y divina de Adaptación no cuaja, no dice ni reconoce nada, repito, allí. Por lo que sólo se hace patente Lo insólito inconsciente.
Yo no voy a hacer un desarrollo, ya que la exponencia y la complementareidad con mi invitado están aquí mismas, en estas columnas de audio del Centro de Estudios Históricos Arturo Jauretche, aptas para ser reproducidas en su "aula virtual", y hasta más susceptible de ser pensadas que en un verdadero aula, allí en la Casa de la Cultura paceña, debido a que los internautas disponen de la posibilidad del infinito, mientras que los que ponen el cuerpo siempre disponen de nuestras energías discursivas propias del flujo intransferible que acontece de persona a persona, y como unidad de los presentes, en mágico encantamiento irrepetible.
Así que, permítaseme hacer públicas algunas preguntas muy pertinentes que por escrito me formularon para ser tratadas en el interior de mi morada. Y ésta es una en particular, es una que no alcanzó a ser tratada durante el tiempo de asistencia, y que, enhorabuena, voy a compartir con los que están leyendo estas impresiones generales que siempre realizo luego de haber hecho lo que sé hacer: renegar de los filósofos e historiadores que no se liberan, que se atan a paradigmas hermenéuticos. A mi no me gusta eso, por lo que no puedo dejar de disgustarme cuando las fuerzas que deberían ingresar en el ejercicio filosófico se quedan fuera, cuál Sócrates desconocido para los suyos, ya que éste siempre se atrevía a entrar, y sólo jugaba al difícil cuando la servidumbre y hasta los ilustres iban a exortarlo entrar de una vez.
Una de mis seminaristas, entonces, me solicita que aclare aquello de la "des-adaptación", y añade, en un interesante vínculo, si ésta se produce en el inconsciente astral o universal. Pues bien, voy a extraer textual del ensayo dicha hipótesis, debido a que me gusta que los textos hablen por sí mismos: "¿Pero qué grado de degradación y bajeza intelectual debe tener un ser humano como para llevar al inconsciente astral -y agrego, a su participación involuntaria en el ciclo de la naturaleza- la naturalización de lo irregenerable. Eso es lo grave, lo más preocupante. Tomar como "natural" al detenimiento del ciclo regenerativo, equivale, es un proceso de des-adaptación retrocedente, porque la buena y rica experiencia humana, histórica sobre la faz de la tierra, obtuvo su mejor despliegue en torno a la sabiduría y a lo que milenios después pudo, por ello mismo, racionalizar como "esencia", fondo "último en donde reside la verdad más pura, lo des-afectadamente más verdadero y continuo sin alteración, al modo de ciclo (es más, su razón misma -no sólo la instrumental-, sus valores de verdad debieron incorporar la lógica del orden retornal para no agotarse -tempranamente- y no caer en la insignificancia suicida..."
Bueno, dejo abierto el debate universal. Respecto a mi seminarista, me ocuparé detenidamente de sus interrogantes: se lo merece, por haber extraído un nudo de cuestión.
E. G. 12 de septiembre de 2009.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Galliussi y Blanco, “Una respuesta conjunta a un problema único”
Acerca de la problemática de la generación de espacios de autonomía individual y colectiva, como así también, de la autogestión de los sectores sojuzgados y más vulnerables de este sistema quisiéramos expresar ciertos puntos de discrepancias al respecto:
Galliussi: Que la robótica intervenga en el sector económico, en el residual, es más bien, hoy por hoy, un ideal, una utopía, y una necesidad, no nos olvidemos de ésto. Ahora bien, esta problemática en ninguna medida nos evade al derecho capital de la sustracción de una fuente de ingresos de los sectores vulnerables que, en la actualidad, hacen lo que deberían hacer las máquinas. Es decir, ante el avance de lo correcto (del apartar, del contacto humano a lo toxico) aparece la necesidad de transferir esta actividad económica a otro sector. Sabemos que, sin embargo, para muchos, el avance tecnológico supone la posibilidad de un mundo sin gente, de un mundo más concentrado y más déspota que el actual. Esto hay que tenerlo en cuenta, porque cuando filosofamos, nos ubicamos en las antípodas de un pensamiento semejante: lo hacemos por el ser del hombre. Que ésto quede claro.
Darío: Si bien expresamos la negativa de una adecuación del hombre a convivir y trabajar de la basura, no podemos ignorar que ciertos sectores vulnerables han encontrado como “estrategia de supervivencia” la revalorización del desecho, como “insumo” que alimenta el sistema. Sin embargo, esta alienación del reciclador informal, a laborar un material riesgoso a su salud para convertirlo en nuevo producto de consumo en el “circulo industrial”, no hace más que afirmar que no ha logrado alcanzar condiciones de posibilidad para la autogestión, sino que meramente su labor se reduce a una fuente de ingresos que cubre el ciclo de su reproducción vital, quitando todo carácter de “trabajo” que lo inscriba al mundo y vaciando su vinculación con otros a no más que un interés de cambio. No político.
Galliussi: Habrá que ir transfiriendo entonces el dominio del ideal tecnológico al sector socio-económico más bajo, para que las clases populares asciendan por su parte al dominio sociológico propio de las esferas medias y altas. Esta “transferencia antropológica”, que no se deja sustituir por las máquinas, sino que las hace parte de su complementariedad funcional al genero de vida en la salud, es lo que hay que empezar a hacer prontamente y sin demora dentro del marco que trasciende la política ambiental, la política tecnológica y cualquier otra clase de política acotado a un campo determinado para transformarse en una revolución cultural, diferente a cualquier otra que haya existido en el tiempo histórico.
Darío: No puede, entonces, dejar de pensarse en cómo la ficción liberal no establece un instrumento de gobierno que posibilite condiciones de posibilidad para establecer una autonomía e igualdad entre los individuos, pues mientras permite que en esta sociedad civil el homo economicus sea rey del camino de abundancia, condena a los menos "eficientes" hacia una servidumbre, y aquellos "no adaptados", hacia la muerte.
Galliussi: Que la robótica intervenga en el sector económico, en el residual, es más bien, hoy por hoy, un ideal, una utopía, y una necesidad, no nos olvidemos de ésto. Ahora bien, esta problemática en ninguna medida nos evade al derecho capital de la sustracción de una fuente de ingresos de los sectores vulnerables que, en la actualidad, hacen lo que deberían hacer las máquinas. Es decir, ante el avance de lo correcto (del apartar, del contacto humano a lo toxico) aparece la necesidad de transferir esta actividad económica a otro sector. Sabemos que, sin embargo, para muchos, el avance tecnológico supone la posibilidad de un mundo sin gente, de un mundo más concentrado y más déspota que el actual. Esto hay que tenerlo en cuenta, porque cuando filosofamos, nos ubicamos en las antípodas de un pensamiento semejante: lo hacemos por el ser del hombre. Que ésto quede claro.
Darío: Si bien expresamos la negativa de una adecuación del hombre a convivir y trabajar de la basura, no podemos ignorar que ciertos sectores vulnerables han encontrado como “estrategia de supervivencia” la revalorización del desecho, como “insumo” que alimenta el sistema. Sin embargo, esta alienación del reciclador informal, a laborar un material riesgoso a su salud para convertirlo en nuevo producto de consumo en el “circulo industrial”, no hace más que afirmar que no ha logrado alcanzar condiciones de posibilidad para la autogestión, sino que meramente su labor se reduce a una fuente de ingresos que cubre el ciclo de su reproducción vital, quitando todo carácter de “trabajo” que lo inscriba al mundo y vaciando su vinculación con otros a no más que un interés de cambio. No político.
Galliussi: Habrá que ir transfiriendo entonces el dominio del ideal tecnológico al sector socio-económico más bajo, para que las clases populares asciendan por su parte al dominio sociológico propio de las esferas medias y altas. Esta “transferencia antropológica”, que no se deja sustituir por las máquinas, sino que las hace parte de su complementariedad funcional al genero de vida en la salud, es lo que hay que empezar a hacer prontamente y sin demora dentro del marco que trasciende la política ambiental, la política tecnológica y cualquier otra clase de política acotado a un campo determinado para transformarse en una revolución cultural, diferente a cualquier otra que haya existido en el tiempo histórico.
Darío: No puede, entonces, dejar de pensarse en cómo la ficción liberal no establece un instrumento de gobierno que posibilite condiciones de posibilidad para establecer una autonomía e igualdad entre los individuos, pues mientras permite que en esta sociedad civil el homo economicus sea rey del camino de abundancia, condena a los menos "eficientes" hacia una servidumbre, y aquellos "no adaptados", hacia la muerte.
Panorama General, Ecología y Política
Dada la posibilidad de realizar una charla de reflexión sobre la problemática de la basura o los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y su particular vinculación con la actividad socio-económica y cultural de la comunidades contemporáneas, me pareció interesante trabajar en este seminario en una dimensión socio-politica que permitiera pensar cómo el actual arte liberal de gobernar ha institucionalizado ciertas prácticas de intervención desde el Estado en su vinculación con la sociedad y, particularmente, cómo afecta este modelo de pensamiento gubernamental en la temática de la basura que, tanto como problemática se ha convertido en la misma medida en un gran negocio para ciertos grupos de poder instalados en la sociedad actual.
Por lo tanto, me pareció fundamental el planteo previo de Erwin sobre una verdadera desadaptación del hombre a los ciclos fundamentales de la naturaleza, donde el artificio humano supera con creces las etapas de nacimiento y muerte de vastas generaciones humanas, desafectado del mundo contemporáneo de sus generadores, pero que al constituirse en una problemática, como es la basura, ha abierto un discurso nefasto y difundido sobre una posible adaptación del hombre a un entorno en putrefacción y que permite la continuidad de generación de artificios no biodegradables. Por ello, será necesario remarcar el rechazo a este discurso, que sustentan ciertos teóricos aliados al modelo productivo industrial y pregonar por una vuelta del hombre a la naturaleza, de una adaptación a su naturaleza.
A continuación se planteo cómo el pensamiento neoliberal de estas décadas ha fundamentado una relación entre el Estado racional con la sociedad civil. Una vinculación que permite el ejercicio del poder del gobierno o del Soberano sobre los individuos que constituyen su campo de soberanía, en tanto que sujetos de derecho, pero no así sobre sus relaciones y lazos económicos que mantengan entre sí. Esto augura un espacio que será irreductible al poder, constituido por los lazos de beneficios recíprocos entre los individuos económicos; los homo economicus constituyen la clave de un pensamiento de libremercado en el que las inexpugables leyes economicas-racionales permiten a las tendencias de demanda y oferta determinar la supervivencia de los agentes más aptos, en favor de una eficiencia y eficacia “de conjunto”. De esta manera, el arte liberal de gobernar permite una frugalidad en el ejercicio de poder, pues en aquellos espacios que se constituyen como mercados, la intervención será siempre perjudicial, siempre desviada, por lo que contraproducente al interés egoísta y racional del hombre económico que determinará con mayor exactitud qué es lo que considera ventajoso para él y por lo tanto sería para el conjunto.
Una gubernamentabilidad de este tipo dispondrá que la decisión que se arrogan las esferas burocráticas-administrativas sobre la gestión “sustentable” de los RSU sea cotejada a la libre competencia entre los actores económicos más eficientes del “mercado de la basura”, desentendiéndose de los perjuicios que generaría a aquellos otros sujetos sociales que encuentran en el desperdicio humano una fuente de ingresos: microemprendimientos sociales de reciclado, centros de acopiadores, recicladores informales. Es decir, se les negaría el acceso a su quizás última fuente de ingresos a sectores ampliamente arrasados por el flagelo del desempleo, el hambre y el analfabetismo. ¿Qué ocurriría con estos sectores? ¿Podría ser que, justamente, este arte liberal de gobierno deje morir a estos sujetos sociales colectivos? O, en todo caso, ¿palearía la situación con medidas biopolíticas que se fundamenten en la mera “normalización” de sus contextos, permitiendo la mera reproducción de la vida: subsidios, copas de leche, “tallerización de la pobreza”?
De estas pautas del libre mercado directamente relacionadas a una forma liberal de gobierno, se disparó en mi una segunda alerta ante esta incipiente actividad económica respecto al “mercado de la basura”. Este riesgo se encontraría en la apertura a nuevos nichos de corrupción que se arraigarían en la esfera burocrática-administrativa de la gestión “sustentable” de RSU.
Si bien ha sucedido la apertura democrática en la Argentina y la instauración del Estado de Derecho a partir del año 83, es notorio el mantenimiento de prácticas ajenas al ideario de la forma democrática de gobierno en amplios sectores administrativos, lo cual remarca la quiebra institucional que ha generado la intervención del ejército en el gobierno y su monopolio del poder político y la relación de patronato sobre la sociedad civil. Entonces, el Estado, si bien abierto a la participación y competencia entre partidos políticos desde el ‘83, sólo se ha encontrado expuesto a una “balcanización”. Balcanización en el sentido de fragmentación en “facciones” de intereses ajenas al respeto de los ideales de sujeción a un Estado de Derecho y sí, en cambio, sujetas a vínculos de pertenencia a neo-corporaciones que mantienen un estrecho vínculo entre la esfera burocrática-política y la sociedad civil.
La constitución de círculos corporativos dentro de la esfera burocrática-politica del Estado, determina la posibilidad del ejercicio del interés privado en desmedro del “interés público” siempre legitimado por el grupo de pertenencia que garantiza un “circulo de impunidad”. Este círculo corporativo burocrático-político será el que estará en contacto con la sociedad civil y sus actores económicos, los cuales al constatar la práctica diferente a la legal se movilizarán por su protección ante arbitrariedades que puedan afectar sus negocios. Esta situación puede constituir un caldo de cultivo propicio a la corrupción, donde las empresas que actúan en áreas de monopolio decisorio del Estado pueden llegar echar mano a intercambios económicos con los “políticos de negocios” para resguardar sus segmentos de mercado de interferencia de otras empresas.
Esto, si lo llevamos al nivel de la vinculación entre la esfera burocrática-administrativa que tiene a cargo la decisión monopólica sobre cómo desarrollar una gestión “sustentable” de los RSU en un arte liberal de gobernar, puede implicar la coalición entre sectores económicos monopólicos o carteles de empresas de gestión de residuos con el sector burocrático-político a través de un intercambio de recursos extra-legales apropiados por la corporación burocrática y el servicio de “protección” del mercado apropiado políticamente por las empresas, evitando toda otra injerencia de empresas que compitan en su negocio y las obliguen a reducir precios.
Lic. Darío Blanco Cariaga, 12 de septiembre de 2009.
Por lo tanto, me pareció fundamental el planteo previo de Erwin sobre una verdadera desadaptación del hombre a los ciclos fundamentales de la naturaleza, donde el artificio humano supera con creces las etapas de nacimiento y muerte de vastas generaciones humanas, desafectado del mundo contemporáneo de sus generadores, pero que al constituirse en una problemática, como es la basura, ha abierto un discurso nefasto y difundido sobre una posible adaptación del hombre a un entorno en putrefacción y que permite la continuidad de generación de artificios no biodegradables. Por ello, será necesario remarcar el rechazo a este discurso, que sustentan ciertos teóricos aliados al modelo productivo industrial y pregonar por una vuelta del hombre a la naturaleza, de una adaptación a su naturaleza.
A continuación se planteo cómo el pensamiento neoliberal de estas décadas ha fundamentado una relación entre el Estado racional con la sociedad civil. Una vinculación que permite el ejercicio del poder del gobierno o del Soberano sobre los individuos que constituyen su campo de soberanía, en tanto que sujetos de derecho, pero no así sobre sus relaciones y lazos económicos que mantengan entre sí. Esto augura un espacio que será irreductible al poder, constituido por los lazos de beneficios recíprocos entre los individuos económicos; los homo economicus constituyen la clave de un pensamiento de libremercado en el que las inexpugables leyes economicas-racionales permiten a las tendencias de demanda y oferta determinar la supervivencia de los agentes más aptos, en favor de una eficiencia y eficacia “de conjunto”. De esta manera, el arte liberal de gobernar permite una frugalidad en el ejercicio de poder, pues en aquellos espacios que se constituyen como mercados, la intervención será siempre perjudicial, siempre desviada, por lo que contraproducente al interés egoísta y racional del hombre económico que determinará con mayor exactitud qué es lo que considera ventajoso para él y por lo tanto sería para el conjunto.
Una gubernamentabilidad de este tipo dispondrá que la decisión que se arrogan las esferas burocráticas-administrativas sobre la gestión “sustentable” de los RSU sea cotejada a la libre competencia entre los actores económicos más eficientes del “mercado de la basura”, desentendiéndose de los perjuicios que generaría a aquellos otros sujetos sociales que encuentran en el desperdicio humano una fuente de ingresos: microemprendimientos sociales de reciclado, centros de acopiadores, recicladores informales. Es decir, se les negaría el acceso a su quizás última fuente de ingresos a sectores ampliamente arrasados por el flagelo del desempleo, el hambre y el analfabetismo. ¿Qué ocurriría con estos sectores? ¿Podría ser que, justamente, este arte liberal de gobierno deje morir a estos sujetos sociales colectivos? O, en todo caso, ¿palearía la situación con medidas biopolíticas que se fundamenten en la mera “normalización” de sus contextos, permitiendo la mera reproducción de la vida: subsidios, copas de leche, “tallerización de la pobreza”?
De estas pautas del libre mercado directamente relacionadas a una forma liberal de gobierno, se disparó en mi una segunda alerta ante esta incipiente actividad económica respecto al “mercado de la basura”. Este riesgo se encontraría en la apertura a nuevos nichos de corrupción que se arraigarían en la esfera burocrática-administrativa de la gestión “sustentable” de RSU.
Si bien ha sucedido la apertura democrática en la Argentina y la instauración del Estado de Derecho a partir del año 83, es notorio el mantenimiento de prácticas ajenas al ideario de la forma democrática de gobierno en amplios sectores administrativos, lo cual remarca la quiebra institucional que ha generado la intervención del ejército en el gobierno y su monopolio del poder político y la relación de patronato sobre la sociedad civil. Entonces, el Estado, si bien abierto a la participación y competencia entre partidos políticos desde el ‘83, sólo se ha encontrado expuesto a una “balcanización”. Balcanización en el sentido de fragmentación en “facciones” de intereses ajenas al respeto de los ideales de sujeción a un Estado de Derecho y sí, en cambio, sujetas a vínculos de pertenencia a neo-corporaciones que mantienen un estrecho vínculo entre la esfera burocrática-política y la sociedad civil.
La constitución de círculos corporativos dentro de la esfera burocrática-politica del Estado, determina la posibilidad del ejercicio del interés privado en desmedro del “interés público” siempre legitimado por el grupo de pertenencia que garantiza un “circulo de impunidad”. Este círculo corporativo burocrático-político será el que estará en contacto con la sociedad civil y sus actores económicos, los cuales al constatar la práctica diferente a la legal se movilizarán por su protección ante arbitrariedades que puedan afectar sus negocios. Esta situación puede constituir un caldo de cultivo propicio a la corrupción, donde las empresas que actúan en áreas de monopolio decisorio del Estado pueden llegar echar mano a intercambios económicos con los “políticos de negocios” para resguardar sus segmentos de mercado de interferencia de otras empresas.
Esto, si lo llevamos al nivel de la vinculación entre la esfera burocrática-administrativa que tiene a cargo la decisión monopólica sobre cómo desarrollar una gestión “sustentable” de los RSU en un arte liberal de gobernar, puede implicar la coalición entre sectores económicos monopólicos o carteles de empresas de gestión de residuos con el sector burocrático-político a través de un intercambio de recursos extra-legales apropiados por la corporación burocrática y el servicio de “protección” del mercado apropiado políticamente por las empresas, evitando toda otra injerencia de empresas que compitan en su negocio y las obliguen a reducir precios.
Lic. Darío Blanco Cariaga, 12 de septiembre de 2009.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)