Acerca de la problemática de la generación de espacios de autonomía individual y colectiva, como así también, de la autogestión de los sectores sojuzgados y más vulnerables de este sistema quisiéramos expresar ciertos puntos de discrepancias al respecto:
Galliussi: Que la robótica intervenga en el sector económico, en el residual, es más bien, hoy por hoy, un ideal, una utopía, y una necesidad, no nos olvidemos de ésto. Ahora bien, esta problemática en ninguna medida nos evade al derecho capital de la sustracción de una fuente de ingresos de los sectores vulnerables que, en la actualidad, hacen lo que deberían hacer las máquinas. Es decir, ante el avance de lo correcto (del apartar, del contacto humano a lo toxico) aparece la necesidad de transferir esta actividad económica a otro sector. Sabemos que, sin embargo, para muchos, el avance tecnológico supone la posibilidad de un mundo sin gente, de un mundo más concentrado y más déspota que el actual. Esto hay que tenerlo en cuenta, porque cuando filosofamos, nos ubicamos en las antípodas de un pensamiento semejante: lo hacemos por el ser del hombre. Que ésto quede claro.
Darío: Si bien expresamos la negativa de una adecuación del hombre a convivir y trabajar de la basura, no podemos ignorar que ciertos sectores vulnerables han encontrado como “estrategia de supervivencia” la revalorización del desecho, como “insumo” que alimenta el sistema. Sin embargo, esta alienación del reciclador informal, a laborar un material riesgoso a su salud para convertirlo en nuevo producto de consumo en el “circulo industrial”, no hace más que afirmar que no ha logrado alcanzar condiciones de posibilidad para la autogestión, sino que meramente su labor se reduce a una fuente de ingresos que cubre el ciclo de su reproducción vital, quitando todo carácter de “trabajo” que lo inscriba al mundo y vaciando su vinculación con otros a no más que un interés de cambio. No político.
Galliussi: Habrá que ir transfiriendo entonces el dominio del ideal tecnológico al sector socio-económico más bajo, para que las clases populares asciendan por su parte al dominio sociológico propio de las esferas medias y altas. Esta “transferencia antropológica”, que no se deja sustituir por las máquinas, sino que las hace parte de su complementariedad funcional al genero de vida en la salud, es lo que hay que empezar a hacer prontamente y sin demora dentro del marco que trasciende la política ambiental, la política tecnológica y cualquier otra clase de política acotado a un campo determinado para transformarse en una revolución cultural, diferente a cualquier otra que haya existido en el tiempo histórico.
Darío: No puede, entonces, dejar de pensarse en cómo la ficción liberal no establece un instrumento de gobierno que posibilite condiciones de posibilidad para establecer una autonomía e igualdad entre los individuos, pues mientras permite que en esta sociedad civil el homo economicus sea rey del camino de abundancia, condena a los menos "eficientes" hacia una servidumbre, y aquellos "no adaptados", hacia la muerte.
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