El Centro de Estudios Históricos Arturo Jauretche lleva adelante en La Paz un Seminario de Filosofía e Historia coordinado por Erwin Galliussi. “El filosofar es paradójico en sí mismo: se descubre lo más hermoso… pero emana lo más horrible de las aproximaciones a la verdad”, afirma Galliussi en una entrevista que trascribimos a continuación.
¿Cuáles son las principales ideas que sustentan este Seminario?
Bueno, yo creo que en primer lugar la idea subyacente a estos encuentros es la de Dignidad, el eje intrínseco por donde pasan mis ganas de hacer algo, es decir, no simplemente como una noción perteneciente a la ética moderna (o la ética en general), no tratada o trabajada temáticamente, abiertamente, sino supuesta, tenida por supuesta en todas las cosas que digo y que pienso, que trato de decir y de pensar.
Luego, si se me pregunta analíticamente cuáles son las principales ideas-base que yo voy desarrollando, deberé decir que la espiritualidad del hombre y las sociedades prehistóricas han calado hondo en mí, sobre todo porque demuestran que el proceso evolutivo y de maduración intelectual se ha detenido o sofrenado dramáticamente, y que debido a ello se hace indispensable acompañar al impresionante avance de la ciencia y la técnica con el redescubrimiento de las nociones y especulaciones primigenias, ya que, según entiendo, ambas se complementan. Y el ejemplo básico lo hallamos en la inconsciencia ambiental y humana que se produjo (y se sigue produciendo) con la aparición de lo industriable; ¡claro!, decimos “revolución” industrial o científica, sin considerar que la misma debería haber sido parte de un proceso genealógico, de un desenvolvimiento progresivo de la unidad de la consciencia. Lo que no sucedió pero a lo que estamos llamados a reintegrar o recomponer.
¿Con qué panorama se encuentra el participante de este ciclo?
No podría responderte a eso si yo creyera que son simples espectadores, o jueces, pero como muy bien decís la idea es que todos los asistentes, dentro de ciertos cánones y pautas establecidas, aprenden a participar, esto es, aprendan a pensar, puedan pensar, es decir, puedan, según su voluntad, romper ciertos esquemas mentales que nos sujetan a una misma o única “realidad” que, al par, parece que siempre se nos escapa. Pero, respondiendo específicamente, el panorama es desolador: la explicación está dada en lo que dije antes: el deseo de dignificar el conocimiento de lo acontecido provoca que se vean y muestren ciertas cosas que no estábamos habituados a considerar. El filosofar es paradójico en sí mismo: se descubre lo más hermoso… pero emana lo más horrible de las aproximaciones a la verdad.
¿Por qué alguien tendría que participar de este curso de Filosofía?
Porque contribuye a formarnos como ciudadanos con derechos universales. Si no existieran estas propuestas no me cabe la más mínima duda que dentro de un par de años, ante la debilidad y malformación del sistema educativo oficial, la indigencia cultural sería tan pero tan grande que hasta la noción de individuo (y no ya la de ciudadano) perdería peso y legitimidad social hasta mutar hacia un neoesclavismo existencialista carente de perspectiva hogareña, no ya comunitaria ni local ni nacional ni universal, ¿se entiende?
¿Qué me podés decir del libro “La desaparición de los Dioses”, de Sergio Bergallo, que se presentará en el mes de octubre en La Paz?
Es un libro sorprendente, sorprendente no tanto por su contenido filosófico en sí (como sí lo ha sido su “Fragmentos De Ciencia Mágica”) sino por su contenido histórico: de verdad sorprenden todos los edictos y todas las formas mentales del aparato de desmonte y aniquilación de la espiritualidad politeísta. Creo que hay que leerlo como crítica a todas las formas del fascismo en general, y no tanto enroscarse en los crímenes y castigos de la autoridad eclesiástica, ya que el tiempo ha pasado y la convulsión y la vergüenza han hecho mella hacia el interior del pontificado cuando las sucesivas generaciones fueron enterándose de esto que ahora, gracias a un ciudadano común, amigo de la historia y del pensamiento, está saliendo a la luz para todos. ¡Y es que todos tenemos derecho a enterarnos y saber!, porque todos votamos, y por ende todos torcemos el rumbo, y también todos vamos siendo cada vez más responsables de lo que nos sale mal.
Espero que no seamos infames y comprendamos esto.
Ver nota en la prensa
¿Cuáles son las principales ideas que sustentan este Seminario?
Bueno, yo creo que en primer lugar la idea subyacente a estos encuentros es la de Dignidad, el eje intrínseco por donde pasan mis ganas de hacer algo, es decir, no simplemente como una noción perteneciente a la ética moderna (o la ética en general), no tratada o trabajada temáticamente, abiertamente, sino supuesta, tenida por supuesta en todas las cosas que digo y que pienso, que trato de decir y de pensar.
Luego, si se me pregunta analíticamente cuáles son las principales ideas-base que yo voy desarrollando, deberé decir que la espiritualidad del hombre y las sociedades prehistóricas han calado hondo en mí, sobre todo porque demuestran que el proceso evolutivo y de maduración intelectual se ha detenido o sofrenado dramáticamente, y que debido a ello se hace indispensable acompañar al impresionante avance de la ciencia y la técnica con el redescubrimiento de las nociones y especulaciones primigenias, ya que, según entiendo, ambas se complementan. Y el ejemplo básico lo hallamos en la inconsciencia ambiental y humana que se produjo (y se sigue produciendo) con la aparición de lo industriable; ¡claro!, decimos “revolución” industrial o científica, sin considerar que la misma debería haber sido parte de un proceso genealógico, de un desenvolvimiento progresivo de la unidad de la consciencia. Lo que no sucedió pero a lo que estamos llamados a reintegrar o recomponer.
¿Con qué panorama se encuentra el participante de este ciclo?
No podría responderte a eso si yo creyera que son simples espectadores, o jueces, pero como muy bien decís la idea es que todos los asistentes, dentro de ciertos cánones y pautas establecidas, aprenden a participar, esto es, aprendan a pensar, puedan pensar, es decir, puedan, según su voluntad, romper ciertos esquemas mentales que nos sujetan a una misma o única “realidad” que, al par, parece que siempre se nos escapa. Pero, respondiendo específicamente, el panorama es desolador: la explicación está dada en lo que dije antes: el deseo de dignificar el conocimiento de lo acontecido provoca que se vean y muestren ciertas cosas que no estábamos habituados a considerar. El filosofar es paradójico en sí mismo: se descubre lo más hermoso… pero emana lo más horrible de las aproximaciones a la verdad.
¿Por qué alguien tendría que participar de este curso de Filosofía?
Porque contribuye a formarnos como ciudadanos con derechos universales. Si no existieran estas propuestas no me cabe la más mínima duda que dentro de un par de años, ante la debilidad y malformación del sistema educativo oficial, la indigencia cultural sería tan pero tan grande que hasta la noción de individuo (y no ya la de ciudadano) perdería peso y legitimidad social hasta mutar hacia un neoesclavismo existencialista carente de perspectiva hogareña, no ya comunitaria ni local ni nacional ni universal, ¿se entiende?
¿Qué me podés decir del libro “La desaparición de los Dioses”, de Sergio Bergallo, que se presentará en el mes de octubre en La Paz?
Es un libro sorprendente, sorprendente no tanto por su contenido filosófico en sí (como sí lo ha sido su “Fragmentos De Ciencia Mágica”) sino por su contenido histórico: de verdad sorprenden todos los edictos y todas las formas mentales del aparato de desmonte y aniquilación de la espiritualidad politeísta. Creo que hay que leerlo como crítica a todas las formas del fascismo en general, y no tanto enroscarse en los crímenes y castigos de la autoridad eclesiástica, ya que el tiempo ha pasado y la convulsión y la vergüenza han hecho mella hacia el interior del pontificado cuando las sucesivas generaciones fueron enterándose de esto que ahora, gracias a un ciudadano común, amigo de la historia y del pensamiento, está saliendo a la luz para todos. ¡Y es que todos tenemos derecho a enterarnos y saber!, porque todos votamos, y por ende todos torcemos el rumbo, y también todos vamos siendo cada vez más responsables de lo que nos sale mal.
Espero que no seamos infames y comprendamos esto.
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