Aporte: sobre la asunción del nuevo papa ex cardenal Jorge Bergoglio

Reflexión sobre el fin del mundo, la globalización y el pueblo plural.

¿Alguien se siente realmente estar habitando en el fin del mundo? ¿si acaso no reflexionamos los filósofos e historiadores  con cierta suficiencia acerca de tantos problemas étnicos y multiculturales en todas partes de este mismo barco en el que estamos, por estar aquí justamente? ¿acaso la contaminación es particularizable?, ¿no nos afecta, no afecta al planeta entero? ¿Dónde está el inicio, o donde reside el fin del mundo? ¿estamos realmente, culturalmente tan lejos de los centros de poder?, ¿no es que ya sabemos (desde hace rato) como operan los foráneos?  Roma ya no tiene crédito como para engalanarse de pertenecer a un centro, ya que desde la caída del imperio, los barbaros del mundo a su antojo luchan por ser los primogénitos del emperador, y con eso va y viene la voluntad multiétnica de pertenencia… ¿acaso a dios no lo hallamos debajo de cualquier piedra, de cualquier objeto? Me parece que nuestro papa debería reconsiderar sus primeras palabras, ya que la iglesia del señor  no tendría por qué tener problemas en habitar en cualquier punto del planeta que le sea  posible.

Otra cosa algo inhumana es santificar solamente a un pueblo particularizado, el pueblo en la plaza del vaticano. ¿entonces que, todos los católicos deberían tener los fondos económicos como para vivir en un estado que, mas allá de ser geográficamente el más chico del mundo, también lo es en cuanto a su capacidad contenedora… si o si el estado vaticano –si piensa en sus fieles- debe consumar una política inmigratoria para todos sus seguidores, ya que de comulgar todos en ese minúsculo espacio geográfico, morirían de hambre y desnutrición( los que allí viviesen).

Se puede decir que uno viene “desde el fin del mundo”, lo que no se puede obviar es lo siguiente: también esta Dios en todos lados, las naciones de la periferia también han enarbolado el nombre de Dios para sus propósitos, para sus causas más humanitarias, para sus solidaridad con el pobre y desprotegido, ¿No tenemos, los pueblos latinoamericanos, también la consciencia de Dios en nuestras causas?, y nunca (o no del todo)dependimos de Roma para hacerlo… ya que al bien lo conocen todos los pueblos en la historia, y nunca fue tan  fácil a los colonizadores convencer a los dominados de que  un sistema económico tal cual lo padecemos hoy fuera suficiente sin la idea del Bien. No son los católicos los únicos que lo plantean, así que mejor, pónganse (y pongámonos) a trabajar reconsiderando la idea de pecado tanto como la del mal.

Espero que Francisco tenga bien en claro cuánto mal hace la hombre la acumulación indiscriminada.

Erwin G.   

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